sábado, 30 de septiembre de 2017

Mujer haitiana es asesinada por el Estado chileno




Joane Florvil era una joven mujer haitiana de 28 años residenciada en Santiago. De acuerdo a versiones compartidas por la comunidad haitiana en Chile, el día 30 de agosto ella acudió con su bebé de dos meses y conducida por un hombre chileno aún no identificado, a las Oficinas de Protección de Derechos de la Infancia, en la comuna de Lo Prado, para solicitar una cooperación ante su difícil situación de desempleo. Estando ya en el antejardín de las oficinas, el hombre que la había conducido hasta allí se retira portando el bolso de la mujer, bolso que contenía todos los documentos que para cualquier persona en condición migrante constituyen “su vida”. Joane dejó a su bebé dentro del cochecito, apostado frente a estas oficinas, y salió detrás del hombre para tratar de recuperar sus documentos. No obstante, sucedió que las personas de esas oficinas, al ver al bebé, no pensaron sino que era víctima de abandono por parte de su madre y llamaron a Carabineros para denunciar a esta mujer. Joane no habló jamás castellano y quienes la acusaron de abandono no se ocuparon en buscar a alguien que pudiera fungir de intérprete para escuchar primero la versión de esta mujer, que apareció ante las cámaras esposada, bañada en lágrimas, abrazada por una angustia infernal.

Joane fue secuestrada por el Estado y separada de su bebé, que a su vez fue recluido en dependencias del Sename, institución tristemente célebre por su trato abusivo contra la infancia. Según la versión policial, dentro de la celda en que recluyeron a Joane, la angustia ocupó tanto espacio que ella comenzó a dar de cabezazos a las paredes. Con tal fuerza, que se produjo lesiones graves. Fue trasladada a la Posta Central donde falleció el día de hoy, 30 de septiembre.

Wilfrid, el marido de Joane y padre del bebé que continúa secuestrado, hoy exige verdadera justicia. El racismo que se impuso entre quienes acusaron a Joane de abandonar a su bebé y el de las instituciones del Estado chileno, fue el causante de la muerte de esta joven mujer migrante y el causante además de que un bebé hoy no cuente con el amor y sostén de sus padres, sino que haya sido recluido en un lugar lúgubre como el responsable de la muerte de tantos niños pobres de la sociedad chilena. Criminalizaron y asesinaron a una mujer por ser negra, migrante, pobre y haitiana. ¿Puede haber expresión mayor del racismo institucional chileno?

La agresividad que cada día evidencia la sociedad chilena contra los migrantes negros es enorme. No gusta a los dueños del Mall Vivo Los Trapenses que los negros que construyen sus edificios, limpian sus pisos y cargan la basura de sus ferias de comida chatarra, conversen a plena luz del sol en los jardines del lugar sólo destinado al goce y consumo de las clases pudientes de Chile. Y hasta el pequeño burgués de la verdulería prefiere al negro cargando y descargando que atendiendo al público y en contacto con las monedas de su caja.

Lamentamos el asesinato de Joane. Lamentamos que nuestros hermanos haitianos hoy tengan que lidiar con las cadenas que impone el capitalismo a estas tierras indoamericanas.

El llamado es a fortalecer la organización de la comunidad inmigrante sin distingo de gentilicios. La comunidad haitiana debe fortalecerse en apoyo mutuo con la comunidad inmigrante en general y todos debemos asumir el compromiso por servir de apoyo a quienes se ven obligados a migrar como consecuencia de la desterritorialización que nos imponen los Estados y el capitalismo.

APOYO MUTUO Y SOLIDARIDAD ENTRE LOS PUEBLOS
POR UN MUNDO SIN FRONTERAS